Nos demos cuenta o no, estamos constantemente teniendo conversaciones con nosotros mismos. Adentro de nuestras mentes y corazones hay una comunicación constante. Nuestra salud espiritual y emocional está determinada por su contenido, tono y tenor ó su diálogo. Ha esto se le llama “hablando solos.”
El hablar solos puede ayudarnos o herirnos. Cuando nos decimos las cosas adecuadas a nosotros mismos nos estamos fortaleciendo y motivando. Cuando nuestras conversaciones internas son negativas y degradantes, nuestro espíritu es desinflado y desmoralizado. Estamos debilitándonos por dentro.
Muchas personas están constantemente bombardeándose a sí mismos con conversaciones abusivas y destructivas. Sus peores enemigo son sus propias palabras. Ellos son derrotados por las cosas que se dicen a sí mismos acerca de ellos mismos y de otros. Viven vidas derrotadas, sin darse cuenta que están saboteando los cambios, victorias y liberaciones que anhelan, por medio de las declaraciones y proclamaciones que se dicen ellos mismos.
Veamos un ejemplo de esto en la Biblia.
El profeta Jeremías vivió durante una época muy difícil en la historia de Judá. Su dolor por la condición espiritual del pueblo de Dios está registrado en el libro de Lamentaciones. Él tenia muchas razones para estar desanimado y sin esperanza, al observar la idolatría y maldades de la nación. Pero Jeremías, aprendió y practicó un principio espiritual que lo mantuvo en victoria, en medio de unas circunstancias horribles y tremendas a su alrededor. Leamos sus palabras:
Pero algo más me viene a la memoria, lo cual me llena de esperanza: El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad! Por tanto, digo: “El Señor es todo lo que tengo. ¡En él esperaré!” Bueno es el Señor con quienes en él confían, con todos los que lo buscan. Bueno es esperar calladamente a que el Señor venga a salvarnos. – Lamentaciones 3:21-26
Por favor pongamos atención a la frase “Por tanto, digo…”
¿Cómo logró Jeremías vencer en tiempos difíciles? Él cuidaba lo que se decía. Él tomó la decisión de hablarse a él mismo sólo lo correcto. Una y otra vez, Jeremías se recordó a él mismo, “El Señor es mi porción…” !Él tuvo mucho cuidado de lo que se decía a él mismo!
¿Qué me dices de ti? ¿Has revisado lo que te dices recientemente? ¿Estas teniendo conversaciones contigo mismo que están arruinando tu salud espiritual y emocional? ¿Te estas recordando a ti mismo las verdades de Dios o estas permitiendo decirte mentiras de tu adversario espiritual?
Toma la decisión de cambiar lo que te dices a ti mismo. !Háblate las verdades de Dios y mira el cambio que producirá en ti!
Pastor Dale
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