El buscar perder peso es un gran negocio. Leí recientemente que alrededor de $58 billones de dólares es gastado anualmente en programas y productos de dieta. La obesidad es considerada una causa o un factor contribuyente fuerte en un buen número de enfermedades serias. Algunos se han referido a nuestra cultura de sobre peso como a una epidemia de la salud. Es raro encontrar a alguien que no ha luchado de alguna manera con este reto.
El sobrepeso es peligroso por la tensión que pone en el cuerpo. Pone mayor estrés en la función de la gran mayoría de órganos y coyunturas. Nos cansa y fatiga. Estorba nuestras actividades y movilidad. Afecta nuestra auto estima y confidencia.
Si bien es cierto que la perdida de peso es un tema importante a considerar, hay otra clase de sobrepeso que en realidad merece más atención – el sobrepeso que cargamos en nuestra alma. Tan seguro como la obesidad del cuerpo minimiza y destruye vidas, la obesidad del alma aterroriza y debilita a millones de personas.
¿Cómo se ve este sobrepeso en alguien?
Muchas personas llevan una carga interna de:
Constante preocupación, ansiedad y temor.
Fomentando y echando heridas, enojo y resentimiento.
Obsecionante inseguridad e insignificancia.
Culpabilidad y vergüenza inquebrantables.
Cuando estas cosas están pesadas en nuestros corazones, no podemos funcionar en la mejor de nuestras habilidades. Nos roban nuestra vitalidad, entusiasmo, productividad y potencial. Nos hacen vulnerables a nuestro adversario espiritual, el diablo.
Veamos lo varios versículos Bíblicos que nos motivan e instruyen a como tratar con el sobrepeso en nuestra alma:
“Deja tus preocupaciones al Señor, y él te mantendrá firme; nunca dejará que caiga el hombre que lo obedece.” – Salmos 55:22 (DHH)
“Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar.” – Mateo 11:28 (DHH)
“Si se enojan, no pequen; que el enojo no les dure todo el día. No le den oportunidad al diablo.” – Efesios 4:26, 27 (DHH)
“Alejen de ustedes la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.” – Efesios 4:31, 32 (DHH)
“No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también.” – Filipenses 4:6 (DHH)
“Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios.” – Hebreos 12:2 (DHH)
“Ninguno que sea hijo de Dios practica el pecado, porque tiene en sí mismo el germen de la vida de Dios; y no puede seguir pecando porque es hijo de Dios.” – 1 Pedro 3:9 (DHH)
“Pero si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad.” – 1 Juan 1:9 (DHH)
Que palabras tan impresionantes y maravillosas. ¡Piense en todo el sobrepeso que se levantaría de nosotros si tan solo creyéramos y obedeciéramos estas palabras que Dios nos da!
¿Que peso necesitas perder? ¡Inscríbete en el programa de perdida de peso de Dios! Deja que Él quite tu carga. Entrega tus libras extras emocionales creyendo en Sus promesas y obedeciendo Su Palabra.
Pastor Dale
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