Hay una maravillosa historia en el Antiguo Testamento acerca de la intervención de Dios en la vida de un hombre que estaba confinado a una cueva – espiritual, física y emocional. El evento ocurrió en un lugar durante el tiempo de la historia de Israel llamada el periodo de los jueces. Esta era se refiere a las décadas que siguieron la muerte de Josue, antes de que se levantara el profeta Samuel. Era como el “viejo oeste salvaje” en Israel. Caos y anarquía reinaron debido a la maldad e idolatría de los Israelitas. El pueblo de Dios a menudo se encontró oprimido y devastado por fuerzas enemigas, buscando la ayuda de Dios solamente cuando su dolor era insoportable.
Este fue el caso durante los días de un hombre llamado Gedeón. Debido al pecado y rechazo de Dios de Israel, se encontraron bajo el control de un grupo de gente llamada los Madianitas. Fue una temporada cruel para los Israelitas.
Observe de la manera en que la Biblia describe este tiempo:
“Era tal la tiranía de los madianitas que los israelitas se hicieron escondites en las montañas y en las cuevas, y en otros lugares donde pudieran defenderse. Siempre que los israelitas sembraban, los madianitas, amalecitas y otros pueblos del oriente venían y los atacaban. Acampaban y arruinaban las cosechas por todo el territorio, hasta la región de Gaza. No dejaban en Israel nada con vida: ni ovejas, ni bueyes ni asnos. Llegaban con su ganado y con sus carpas como plaga de langostas. Tanto ellos como sus camellos eran incontables, e invadían el país para devastarlo. Era tal la miseria de los israelitas por causa de los madianitas, que clamaron al Señor pidiendo ayuda.” — Jueces 6:2-6 (NVI)
Es difícil imaginar el vivir bajo tan terribles circunstancias como estas. La palabra Hebrea para “miseria” nos da una imagen gráfica de la condición del pueblo de Dios en esa época. Quiere decir “estar muy abajo, pudrirse, ponerse delgado y pequeño; es utilizada para describir una pierna coja o una fuente de agua que está prácticamente seca; es la imagen de una esperanza perdida.”
Los Israelitas estaban en un lugar bajo, demacrados espiritual, físico y psicológico. Ellos vivían en temor y temblor de la próxima invasión Madianita, impotentes de poder detener sus estragos.
En respuesta al clamor de Israel para que Dios les ayude, el Señor se apareció en la vida de un hombre, levantó su espíritu, inspiró su corazón y lo llamó para que fuera un líder.
“El ángel del Señor vino y se sentó bajo la encina que estaba en Ofra, la cual pertenecía a Joás, del clan de Abiezer. Su hijo Gedeón estaba trillando trigo en un lagar, para protegerlo de los madianitas. Cuando el ángel del Señor se le apareció a Gedeón, le dijo: —¡El Señor está contigo, guerrero valiente! “ – Jueces 6:11, 12 (NVI)
Es importante el comprender lo que en realidad estaba pasando. Gedeón había logrado el asegurar una pequeña parte de granos para su familia. Él lo había llevado a su lugar de escondite, queriendo protegerse de la próxima invasión Madianita. Lo vemos a él haciendo el trabajo que normalmente un animal haría – triando trigo.
Este es un retrato miserable si es que puede imaginárselo. La atmosfera estaba saturada con intimidación, inseguridad, ansiedad y puro miedo. En todo sentido de la palabra, Gedeón era un cavador de cuevas. Él sufrió con una mentalidad de cueva – escondiéndose, temblando, en constante alerta, temiendo el próximo ataque del enemigo.
Pero de repente la historia se pone buena. ¡Dios llegó a la cueva de Gedeón! En lugar de esperar a que Gedeón se deshiciera de sus temores, Dios se le apareció en donde Gedeón estaba física, espiritual y emocionalmente.
Dios tenia un plan para la vida de Gedeón. Gedeón era el hombre que Dios usaría para dirigir a Israel para pelear y derrotar a los Madianitas, pero Gedeón no podía completar su asignación estando en una cueva. Dios se invitó a Él mismo a la cueva de Gedeón y lo llamó afuera a una nueva manera de pensar – a una mentalidad de fe en lugar de temor. Y por esto, Gedeón llego a ser “un antiguo cavador de cuevas.” Su vida cambio.
Si tu continuas leyendo el record de la vida de Gedeón, veras que él en realidad se convirtió en un “poderoso guerrero.” Dios lo uso para derrotar a los Madianitas que tanto él temía. ¡Debido a que Gedeón respondió al llamado de Dios, no solamente bendijo a Gedeón, sino que Israel disfruto de 40 años de paz!
Que gran recordatorio es para nosotros. Dios amorosamente llama a los “Gedeones” a que salgan de sus cuevas de intimidación e inseguridad para transformarlos en “poderosos guerreros.” ¡Él rompe las cadenas del temor y nos lleva a una vida de fe!
Escucha la voz de Dios llamándote a que salgas de la cueva como lo hizo con Gedeón. Se lleno de fe y fue poderoso en espíritu. ¡Te asombrarás de lo que Dios hará a través de ti!
Pastor Dale
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