Se recuerda de la ultima vez que usted dijo algo que lo avergonzó inmediatamente. Segundos después que las palabras salieron de sus labios usted se estaba arrepintiendo por haber dicho algo tan ridículo, tan insensitivo, tan juvenil, tan innecesario.
O que tal esto, la ultima vez que tomaste una decisión que muy pronto comprobaste ser muy mala. Talvez lo impulsivo o la impaciencia raptaron tu mejor sentido, o la frustración emocional comenzó una reacción en ti que realmente lamentas. Cualquiera que sea el caso, te quedaron consecuencias no placenteras.
Todos tenemos momentos como estos – momentos cuando decimos o hacemos cosas locas, tonterías – momentos cuando demostramos el tener la falta de algo llamado sabiduría, prudencia, discreción y discernimiento.
¿Qué debemos hacer en momentos como estos? Mejor todavía, ¿Cómo podemos evitarlos por completo, o por lo menos disminuir nuestra cuota de “tonterías?”
El recuperarse de tales caídas es realmente complicado. El primer paso es el de admitir que pudimos y debíamos haber manejado mejor esa situación. Rompiendo por completo con la tendencia de culpar nuestra estupidez en alguien más o algo más es el principio de poder llegar a ser más sabios. Muchas veces esto de aceptar responsabilidad por nuestras faltas y errores nos lleva a reconocerlo y pedir perdón a otros. Cuando hemos hecho algo tonto, la mejor respuesta es la humildad.
El crecer en sabiduría ocurre de varias formas. Crecemos en sabiduría:
- Estudiando los principios de la Palabra de Dios – La Biblia – y observando lo que practican personas sabias.
La Biblia es un Tesoro lleno de sabiduría que pocas personas examinan cuidadosamente. Métase en las Escrituras. Usted se sorprenderá de lo que aprenderá. Estudie la vida de personas que agradaron a Dios, personas productivas. Sus biografías serán grandes guías para una mejor vida.
- Pidiendo a Dios sabiduría constantemente.
Dios es un Dios de sabiduría. Él le da sabiduría a las personas que se lo piden, y toman el tiempo para escuchar Su voz de instrucción y guianza.
- Tomando control de nuestras emociones.
La mayoría de las cosas tontas que hacemos son el resultado de alguna emoción en la que perdimos el control. Enojo, resentimiento, impaciencia, heridas, dolor, soledad, y similares muy a menudo nos llevan a hacer y decir cosas que lamentamos. Emociones negativas desenfrenadas, aun cuando no estamos consientes de ellas, distorsionan el pensamiento y la percepción. Producen toda clase de problemas para nosotros.
- Aprendiendo lecciones de los errores de otros.
Si bien es cierto que no deseamos el mal para los demás, es siempre mejor el aprender de los errores de alguien mas que de los propios. Porque desperdiciar una lección que podemos aprender de algo tonto que alguien mas hizo. ¡Pon atención y adquiere sabiduría!
- Aprendiendo lecciones de tus propios errores.
Debemos poner atención a las lecciones que Dios quiere enseñarnos con nuestras propias experiencias. Cuando cometemos un error, no te olvides de aprender algo bueno de lo que hiciste. Cuando fallas, no sigas fallando en el futuro con las lecciones que aprendiste.
Una mejor vida es el resultado de mejores decisiones. ¡Hagámonos más sabios!
Pastor Dale
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