¿Qué tan flexible eres?
Ser “flexible” es ser capaz de estirarse, doblarse y cambiar sin romperse. De acuerdo al diccionario, es “la habilidad de cambiar fácilmente para responder a circunstancias o condiciones diferentes; capaz y listo cambiar; dispuesto o dispuesta a ceder.”
Lo opuesto de ser flexible es ser rígido, quebradizo, intransigente, inflexible, duro. Una persona inflexible no tiene flexibilidad y elasticidad.
El ser flexibles es una cualidad personal maravillosa. Las personas flexibles se ajustan a los cambios y se adaptan a las transiciones. No se aferran a actitudes restrictivas, reactivas y opiniones. Son rápidos para hacer ajustes importantes y necesarios. No sienten la necesidad de pelear, resistir, oponerse o rebelarse. Responden al cambio positivamente y con entusiasmo.
Las personas flexibles son aquellas que da gusto trabajar con ellas y son una bendición tenerlos a tú alrededor. Son más productivas, felices, y ayudan mucho más que las personas rígidas. Trabajan en equipo. Tienen una verdadera actitud de “no importa lo que haya que hacer.”
Bajo presión, las personas rígidas se rompen en lugar de doblarse. Cuando llega una prueba o se necesita hacer cambios, las personas inflexibles se concentran en ellas mismas, motivados por su comodidad y temen los cambios. El resultado es que se resisten en lugar de acomodarse.
Una de las claves para ser usados efectivamente por Dios a largo plazo en la flexibilidad. Las actitudes inflexibles, rígidas y resistentes al cambio ordenado por el Espíritu de Dios a reducido la eficacia, amargado las almas y marginado permanentemente a muchas de las personas con un gran potencial.
Todos tenemos la tendencia a ser rígidos. Nuestra orientación natural es el de retener lo cómodo en lugar de recibir el crecimiento y cambio. Debemos trabajar consiente y diligentemente para evitar ésta trampa tan común.
El Señor promete ayudarnos con esto, si le se lo pedimos a Él. Veamos Sus las maravillosas palabras que nos da para exhortarnos a que tengamos un corazón tierno, piadoso y flexible:
¡Y les daré un corazón nuevo, les daré intenciones nuevas y rectas, y pondré un espíritu nuevo en ustedes! ¡Les quitaré sus corazones de piedra, tercos e insensibles, y les daré nuevos corazones, llenos de amor y buenas intenciones!– Ezequiel 36:26 (NBD)
¡Que promesa!
¿Estas luchando con un espíritu rígido? ¿Te ha infectado la inflexibilidad? No permitas que esto te obstruya o destruya lo útil que eres para Dios. Pídele al Señor que te dé un corazón piadoso, tierno y flexible. Búscalo a Él con una voluntad rendida. Es para ti, solo tienes que pedirlo. ¡Dóblate no te rompas!
Pastor Dale
Tweet