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Manteniendo un Corazón Sensible

¿Cual es la condición de tú corazón?

La vida nos da toda clase de experiencias.  Cómo manejemos los altos y bajos de la vida afectará la condición de nuestro corazón.  Un corazón es herido usualmente en tiempos difíciles.  Si no tenemos cuidado, circunstancias difíciles pueden producir dureza en nuestro interior.

Cuando nuestros corazones están endurecidos, cosas malas nos pasan.  Nos apartamos de Dios y de los demás.  Estamos emocionalmente insensibles y fríos.  Nuestras actitudes son criticonas, escépticas y cínicas.  Nuestra perspectiva hacia las personas y la vida es de desanimo.  Perdemos la sensibilidad hacia Dios, nuestra propia conciencia y hacia los demás.  Dejamos de dar.  Dejamos de interesarnos por otros.  También dejamos de crecer.  Las personas con un corazón endurecido son amargadas y desagradables.

Una de las cosas más importantes que podemos hacer en la vida es el mantener una corazón sensible.  Dios nos manda a que hagamos de esto una prioridad:

“Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él brota la vida.” – Proverbios 4:23 (NBD)

“… ‘Si hoy oyen la voz de Dios, no endurezcan sus corazones.’” – Hebreos 4:7 (NBD)

“ … sean bondadosos entre ustedes, sean compasivos…” – Efesios 4:32 (NBD)

¿Cómo mantenemos un corazón sensible? Estas son algunas sugerencias:

  • Valoremos el tener un corazón sensible.

Lo que valoramos es lo que buscamos.  Mantenemos nuestro corazón sin endurecimiento cuando valoramos bastante la importancia de mantenerlo sin heridas.  Es importante para Dios.  Debería de ser importante para nosotros.  Buenas cosas llegan a las personas que deciden mantener sus corazones sin durezas ni callos.

Uno de las razones por las que nuestro corazón se endurece, es cuando nos alejamos de Dios.  Cuando ignoramos nuestra relación con Dios, vienen consecuencias negativas.  Empezamos a perder nuestra sensibilidad hacia Él, a Su Palabra y Espíritu, y con las personas a nuestro alrededor.  Invirtiendo tiempo regularmente con Dios en oración, estudiando, confesando y adorando, mantiene nuestro corazón sensible y flexible.

  • Tratemos y soltemos todo dolor personal.

Dolor internalizado, sin tratar y sin perdón endurece a las personas.  Cuando retenemos el dolor emocional, nuestros corazones se calcifican.  Podemos fácilmente enfrascarnos en nuestro dolor emocional y permitir que controle como pensamos, vivimos y nos relacionamos con los demás.

  • Mantengamos una actitud de gratitud.

Una persona endurecida es una persona mal agradecida.  Han perdido de vista las bendiciones en la vida.  Para mantener un corazón sensible no debemos permitir que esto nos ocurra.  Tenemos que empujarnos nosotros mismos para enfocarnos en los regalos que Dios nos ha dado en lugar de los problemas, dolores, engaños y dificultades de la vida.

  • Perdonemos rápido y por completo.

La manera más rápida para endurecer el corazón es a través de falta de perdón, amargura y venganza.  Cuando nos aferramos a las heridas que otros nos han hecho, o el dolor que percibimos nos han causado, abrimos la puerta al diablo.  (Ver Efesios 4:26, 27.) Y cuando el diablo tiene la puerta abierta, siempre el resultado es la dureza.  La malicia que mantenemos hacia otros se convierte en el monstruo que nos vengará.


Un corazón sin durezas es una gran posesión en la vida.  Nos hace sensibles a Dios.  Nos ayuda para ser usados por Él.

¿Cual es la condición de tu corazón? – ¿duro o sensible?

Pastor Dale