¡Se ha dicho que uno de los retos en la vida es que es de todos los días! Y de hecho así es. La vida no es siempre emocionante, excitante, llena de emociones fuertes y profundos sentimientos. La mayoría del tiempo es muy ordinaria. Nos levantamos, nos preparamos, vamos a trabajar, hacemos nuestro trabajo, regresamos a casa, nos acostamos y al día siguiente hacemos lo mismo de nuevo. Pasamos por las rutinas del diario vivir. Nada pareciera especial. ¡Es solo mi vida – vida diaria!
Una de las cosas que ocurre a menudo en el fluir de la vida diaria es la perdida de expectativas y la anticipación de momentos especiales. Caminamos en la rutina de lo ordinario y fallamos en ver lo extraordinario de nuestra vida ordinaria. Debido a esto, perdemos muchos momentos especiales y oportunidades únicas que Dios nos da. Lo ordinario nos adormece a lo extraordinario. Déjeme explicar.
Hay muchas historias en la Biblia en la que Dios se aparece de manera única y especial en la vida de personas ordinarias haciendo cosas muy ordinarias. Un ejemplo se encuentra en Hechos 8. Es una historia de un hombre llamado Felipe. Felipe era un servidor durante la iglesia primitiva al que le encantaba compartir su fe con otros. Un día, Felipe estaba caminando en el camino que llevaba de Jerusalén a Gaza. Mientras él estaba caminando, Dios le habló.
Iba pasando Felipe, cuando él vio una carroza que iba por el mismo camino. La carroza estaba transportando a un oficial de Etiopia muy importante. El Espíritu Santo le habló a Felipe y le dijo que caminara al lado de la carroza. Felipe obedeció. Cuando Felipe se acercó a la carroza, él escucho a un hombre leyendo del rollo de Isaías el profeta. Felipe vio una oportunidad. Era un momento extraordinario en un día ordinario.
Felipe le preguntó al oficial si él comprendía lo que estaba leyendo. El hombre dijo que él necesitaba ayuda, y Felipe se ofreció para ayudarlo, brindó en la carroza con él y comenzó a decirle al hombre acerca de Jesús. Vea la respuesta de Felipe a este momento maravilloso.
“Entonces Felipe, comenzando con ese mismo pasaje de la Escritura, le anunció las buenas nuevas acerca de Jesús.” – Hechos 8:35 (NVI)
¡Este hombre recibió a Cristo en su corazón ese día, fue bautizado y siguió su camino como un hombre nuevo!
Un gran momento en la vida de Felipe, un momento que resultó en él compartiendo su fe en Jesús con alguien mas, ocurrió porque Felipe vio por lo extraordinario, momentos especiales en medio de un día ordinario y una actividad ordinaria. Lo que comenzó como una caminata ordinaria se convirtió en una oportunidad extraordinaria para que Felipe fuera usado por Dios.
Si, la vida ocurre día a día y es muy ordinaria. Per recuerda, Dios es extraordinario, habrán momentos y oportunidades especiales para ti en medio de una vida y actividades ordinarias. ¡Mantén tus ojos espirituales abierto para verlas y tus oídos espirituales en sintonía con el Espíritu de Dios para que te guíe y aproveches citas únicas y divinas en lo mundano de nuestro diario vivir!
Pastor Dale
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