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Quitándose las orillas

¿Cuando fue la última vez que usted se despertó en la obscuridad de la noche y se golpeo la espinilla con la orilla de un mueble? El golpearse de está manera es muy doloroso. Usualmente nos deja moretes como un recordatorio de lo que ocurrió.

Hay muchas personas que son como orillas-de-muebles en sus relaciones con otros. Las orillas duras de su personalidad, hacen que las relaciones sean muy dolorosas, y muy a menudo deja golpes emocionales en el alma de las personas que se encontraron con ellos. Ellos carecen de un rasgo en su carácter llamado bondad.

La Biblia enfatiza la bondad como una cualidad que cada creyente es responsable de desarrollar y demostrar. Veamos las instrucciones que Dios nos da acerca de está característica:


…”El amor es paciente, es bondadoso…” 1 Corintios 13:4

…”El fruto del Espíritu es … bondad…” – Gálatas 5:22

…”Sean bondadosos y compasivos unos con otros…” – Efesios 4:32

…”Asegúrense de que nadie pague mal por mal; más bien, esfuércense siempre por hacer el bien, no sólo entre ustedes sino a todos.” – 1 Tesalonicenses 5:15

…”Y un siervo del Señor …debe ser amable con todos…” – 2 Timoteo 2:24

El ser bondadoso viene de tener buen carácter; una disposición amable y ayudadora. Es el ser considerados con otros. Las personas bondadosas son suaves y apacibles.

El concepto de bondad, es algunas veces usado para describir un clima agradable y templado – un clima suave – en comparación con las inclemencias del clima que son duro, amargo, peligroso y desagradable.

El ser bondadoso, es ser misericordioso con otros en espíritu y palabra. Las personas bondadosas no son gente “nerviosa.” Ellos han permitido que las “orillas” de su personalidad fueran suavizadas y redondeadas.

Cuando somos bondadosos somos como Dios. Una de las cosas que el Espíritu Santo quiere formar en cada uno de nosotros es bondad. Pero Él no puede hacer esto sin nuestra cooperación. Tenemos que decidir el quitarnos esas orillas. Tenemos que valorar está cualidad y decidir demostrarla en la manera que hemos descrito, y actuar así hacia otros.

¡Quítate las orillas!

Pastor Dale